jueves, 29 de marzo de 2012

No panes ni peces, porque eran demasiados

El Papa no concedió a las Damas de Blanco el minuto implorado; tampoco cualquier otro disidente u opositor obtuvo la gracia de su atención.
La desvergonzada excusa fue que eran demasiados los grupos disidentes; muy parecida al congestionamiento de los cielos por cubanos voladores del señor Alarcón.
Sin embargo, y a pesar de su "apretada agenda", Benedicto XVI le regaló a Fidel Castro la bendición de su presencia.

Imaginen a Cristo, ante la multitud hambrienta decir: Estos panes y peces no puedo dárselos porque ustedes son demasiados, prefiero compartirlos con mis apóstoles y el cónsul romano.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí no se censuran los comentarios; escriba lo que le plazca, ejerza su derecho a la libre expresión.